Degeneración macular asociada a la edad: la terapia con células madre ayuda a los pacientes a volver a ver

La degeneración macular asociada a la edad (DMAE ) es una de las causas más frecuentes de pérdida de visión en las personas mayores. Afecta a la mácula, la zona central de la retina que contiene células densamente empaquetadas que proporcionan una visión nítida y detallada de los colores. Las personas con esta enfermedad suelen perder la capacidad de ver objetos directamente delante de ellos, aunque su visión periférica permanece intacta. Las terapias disponibles pueden ralentizar la progresión de la enfermedad, pero ninguna de ellas puede restaurar la visión perdida.

¿Qué es la degeneración macular asociada a la edad?

La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad ocular que afecta principalmente a la mácula, la zona central de la retina. La mácula es responsable de la visión nítida que necesitamos para leer, reconocer caras o percibir colores. La DMAE daña esta zona central de la visión, mientras que la visión periférica suele conservarse. La enfermedad suele desarrollarse con la edad y es más frecuente en personas mayores de 60 años.

Hay dos formas principales de la enfermedad: la DMAE seca, que representa entre el 80 y el 90 % de los casos, y la DMAE húmeda, que se da entre el 10 y el 20 % de los casos. En la forma seca, se forman depósitos bajo la retina, conocidos como drusas, y la retina puede adelgazarse con el tiempo, lo que conduce a una lenta pérdida de visión. La forma húmeda progresa más rápidamente: crecen nuevos vasos sanguíneos bajo la retina, lo que provoca hemorragias y cicatrices que pueden afectar rápidamente a la visión central. Los síntomas típicos son visión borrosa en el centro de la imagen, líneas distorsionadas, dificultades para leer o reconocer caras. En una fase avanzada, el campo de visión central puede casi desaparecer, mientras que la visión periférica permanece intacta.

Los principales factores de riesgo son la edad avanzada, la predisposición genética, el tabaquismo, la hipertensión, la obesidad, una dieta poco saludable y la inflamación crónica de la retina. El tratamiento depende de la forma de la enfermedad: no hay cura para la DMAE seca, pero ciertos suplementos dietéticos que contienen antioxidantes y zinc pueden ralentizar la progresión. La DMAE húmeda puede tratarse con inyecciones de fármacos anti-VEGF o terapia láser. Las medidas preventivas generales, como una dieta sana, dejar de fumar, protegerse del sol y controlar la tensión arterial, pueden reducir el riesgo de padecer la enfermedad. El médico reconoce la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) principalmente mediante una combinación de exploración ocular, diagnóstico por imagen y preguntas sobre los síntomas.

Opciones de tratamiento actuales

La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) se trata de forma diferente según la forma. No hay cura para la DMAE seca; el tratamiento se dirige a ralentizar la progresión, normalmente mediante suplementos dietéticos con antioxidantes y zinc , así como un estilo de vida saludable. La DMAE húmeda se trata activamente con inyecciones de anti-VEGF en el ojo para detener el crecimiento de vasos sanguíneos anormales; en algunos casos, también se utilizan terapias con láser o fotodinámicas. En todos los casos, las revisiones periódicas con un oftalmólogo son cruciales, y se están investigando nuevas formas de inhibir la inflamación o regenerar la retina.

En la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), los antioxidantes y el zinc desempeñan un papel importante para frenar la progresión de la enfermedad, sobre todo en la forma seca. La DMAE se asocia en parte al estrés oxidativo en la mácula, donde los radicales libres dañan las células retinianas. Antioxidantes como la vitamina C, la vitamina E, la luteína y la zeaxantina neutralizan estos radicales libres, mientras que el zinc interviene en numerosos procesos metabólicos y ayuda a las células de la retina. Basándose en el amplio estudio AREDS, se ha demostrado que una combinación de estos nutrientes, a menudo complementada con cobre para prevenir la carencia de zinc, puede retrasar la progresión de la DMAE de moderada a avanzada. Es importante señalar que estos suplementos no mejoran la visión existente y son especialmente útiles para pacientes con DMAE moderada o de alto riesgo. La ingesta debe ser supervisada por un médico para evitar interacciones y sobredosis. En general, aunque los antioxidantes y el zinc pueden ralentizar la progresión de la DMAE, no revierten el daño que ya se ha producido.

Investigación de un nuevo enfoque celular

En un estudio publicado en Cell Stem Cell, los científicos probaron células madre del epitelio pigmentario de la retina en un ensayo clínico de fase 1/2a. Las células procedían de tejido ocular adulto post mortem. Estos estudios en fase inicial se diseñan para determinar si un tratamiento puede administrarse con seguridad. La DMAE se presenta en dos formas: seca y húmeda. Más del 90% de los pacientes padecen la forma seca, que se produce cuando las células epiteliales pigmentarias de la retina dejan de funcionar y acaban muriendo. En las primeras fases de la DMAE, estas células dejan de funcionar correctamente. En fases más avanzadas, mueren y ya no pueden regenerarse. A medida que la enfermedad empeora, varias zonas de la retina central pierden estas importantes células.

En el estudio actual, personas con DMAE seca avanzada recibieron trasplantes de células madre especializadas procedentes de tejido de un banco de ojos. Estas células madre adultas tenían una función limitada y sólo podían madurar hasta convertirse en células epiteliales pigmentarias de la retina. Seis participantes recibieron la dosis más baja de tratamiento (50.000 células) durante la cirugía ocular. El procedimiento demostró ser seguro, ya que ninguno de los pacientes experimentó inflamación grave ni crecimiento tumoral.

Primeros signos de mejora visual

Los participantes también mostraron una mejora visual en el ojo tratado, mientras que el ojo no tratado no mostró tales cambios. Esta diferencia sugiere que la técnica en sí puede tener potencial terapéutico. “Aunque estábamos satisfechos con los datos de seguridad, lo emocionante fue que también mejoró su visión”, afirma el Dr. Rajesh C. Rao, Catedrático Leonard G. Miller de Oftalmología y Ciencias de la Visión y Profesor Asociado de Patología y Genética Humana. “Nos sorprendió el grado de mejora de la visión en los pacientes más gravemente afectados que recibieron trasplantes de células madre adultas. Este nivel de mejora visual no se había visto antes en este grupo de pacientes con DMAE seca avanzada.” En una prueba realizada con una tabla de visión estándar, el grupo de dosis bajas fue capaz de leer 21 letras adicionales un año después del tratamiento.

Actualmente, el equipo de investigación está controlando a otros 12 participantes que recibieron dosis más altas, de 150.000 y 250.000 células. Si no se detectan problemas de seguridad, los investigadores tienen previsto pasar a fases posteriores del ensayo clínico. “Estamos muy agradecidos a todos nuestros participantes, que nos están permitiendo comprender mejor si esta intervención es lo bastante segura para ser utilizada como terapia en el futuro”, afirmó Rao. “Este tipo de estudios financiados por los NIH pueden ayudarnos a proporcionar tratamientos avanzados en el campo de la medicina regenerativa, y estamos encantados de poder realizar este primer ensayo clínico en humanos en la Universidad de Michigan.”

Aliviar la inflamación puede ayudar a prevenir la degeneración macular prematura

Un estudio reciente de la Universidad de Minnesota investigó cómo los procesos inflamatorios del ojo contribuyen a la degeneración macular prematura asociada a la edad (DMAE) y si su inhibición selectiva puede prevenir la enfermedad. El estudio se centra en el llamado inflamasoma NLRP3, un complejo proteico que desencadena la inflamación. En particular, las proteínas Nlrp3 y caspasa-1 (Casp1) desempeñan un papel central en la activación de señales proinflamatorias como la interleucina-1β.

Los investigadores utilizaron un modelo de ratón que imita la DMAE temprana y ratones genéticamente no modificados. En ambos grupos, investigaron qué ocurre cuando se desactivan Nlrp3 o Casp1. Se comprobó que los ratones sin estos factores inflamatorios desarrollaban un número significativamente menor de depósitos basales bajo la retina, signos tempranos típicos de la DMAE. Además, se redujo la invasión de células inmunitarias en el tejido subretiniano, lo que indica una menor actividad inflamatoria. La actividad de la microglía, las células inmunitarias del ojo, también se redujo en los ratones mutantes.

Los resultados sugieren que la inflamación desempeña un papel clave en el desarrollo de la DMAE precoz y que la inhibición selectiva de la vía NLRP3 podría ser un enfoque preventivo prometedor. Estos hallazgos abren perspectivas para futuras terapias destinadas a intervenir en las primeras fases de la enfermedad antes de que se produzca una pérdida grave de visión. Al mismo tiempo, debe tenerse en cuenta que se trata de experimentos con animales y que aún no está claro cómo pueden trasladarse los hallazgos a los seres humanos. Serán necesarias más investigaciones para comprobar la eficacia y seguridad de una terapia antiinflamatoria de este tipo en humanos.

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