Científicos ensayan en un modelo animal una técnica quirúrgica para mejorar la terapia celular de la degeneración macular seca

Científicos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) han desarrollado una nueva técnica quirúrgica que permite implantar múltiples injertos de tejido en la retina del ojo. Los resultados de los estudios en animales podrían ayudar a mejorar las opciones de tratamiento de la degeneración macular seca asociada a la edad (DMS), que es una de las principales causas de pérdida de visión en las personas mayores. Un informe sobre la técnica se publicó en JCI Insight.

Degeneración macular seca: lo que puede hacer la nueva técnica

En enfermedades como la degeneración macular seca, el tejido retiniano sensible a la luz de la parte posterior del ojo se degenera. Los científicos están probando terapias para restaurar la retina dañada mediante trasplantes de tejido cultivado en el laboratorio a partir de células madre del propio paciente. Hasta ahora, los cirujanos sólo podían insertar un injerto en la retina, lo que limitaba la zona tratable en los pacientes y también dificultaba la comparación entre modelos animales individuales. Estas comparaciones son cruciales para confirmar que los injertos de tejido se conectan a la retina y al riego sanguíneo subyacente desde una red de diminutos vasos sanguíneos llamada coriocapilar.

Para esta técnica, los investigadores desarrollaron una nueva pinza quirúrgica que mantiene la presión ocular durante la inserción inmediata y sucesiva de dos parches de tejido, al tiempo que minimiza el daño al tejido circundante. En modelos animales, los científicos utilizaron su técnica quirúrgica recién desarrollada para comparar dos injertos diferentes insertados secuencialmente en la misma lesión similar a la DMAE inducida experimentalmente. Uno de los injertos consistía en células del epitelio pigmentario de la retina (EPR) cultivadas en un andamio biodegradable. Las células del EPR sostienen y abastecen a los fotorreceptores fotosensibles de la retina.

Además de la pérdida de células del EPR y de fotorreceptores, la DMAE conlleva una pérdida de visión. En el laboratorio, las células del EPR se cultivan a partir de células sanguíneas humanas después de que éstas se hayan convertido en células madre. El segundo trasplante consistió únicamente en el andamio biodegradable y sirvió de control. Tras la operación, los científicos utilizaron inteligencia artificial para analizar imágenes de la retina y comparar los efectos de los dos trasplantes. Observaron que los injertos de EPR favorecían la supervivencia de los fotorreceptores, mientras que los que se encontraban cerca de los injertos compuestos únicamente por el andamio morían en una proporción mucho mayor. Además, pudieron confirmar por primera vez que el injerto de EPR también regeneraba la coriocapilar, que suministra oxígeno y nutrientes a la retina. Los resultados amplían las posibilidades demostradas en el primer ensayo clínico en humanos de injertos de EPR de pacientes con la forma seca de la DMAE, dirigido por los NIH.

Opciones de tratamiento de la degeneración macular húmeda

La degeneración macular seca asociada a la edad representa alrededor del 80% de todos los casos de DMAE y se produce cuando la mácula, una parte de la retina, se vuelve más fina, lo que provoca una acumulación de proteínas y la muerte celular que nubla la visión central de la persona. La DMAE húmeda, también conocida como DMAE neovascular, está causada por el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos que invaden la retina, una zona normalmente libre de actividad vascular. Una investigación realizada en ratones por la Universidad Estatal de Ohio sugiere que podría existir un tratamiento alternativo para la forma “húmeda” de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).

El único tratamiento disponible actualmente para la DMAE húmeda es la inyección en el ojo de un fármaco que inhibe la actividad de una proteína del factor de crecimiento llamada VEGF, que se sabe que favorece la formación de vasos sanguíneos anormales en esta enfermedad. El tratamiento anti-VEGF tiene desventajas: al cabo de dos años, aproximadamente la mitad de los pacientes dejan de responder a él. Los pacientes también pueden desarrollar cicatrices bajo la retina.

Los investigadores han descubierto en ratones que una enzima asociada al crecimiento y la división celular es responsable de la invasión de los vasos sanguíneos de la parte posterior del ojo, lo que provoca visión borrosa en el centro del campo visual en la DMAE húmeda. Mediante la inhibición específica de la enzima, conocida como telomerasa, con un fármaco experimental, se podría suprimir el crecimiento anormal de vasos sanguíneos en la retina de los animales. El objetivo de la investigación en este campo es aumentar al máximo la eficacia de los tratamientos actuales, identificar nuevas terapias y evitar que las personas desarrollen DMAE húmeda.

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