Una nueva forma de concebir la enfermedad de Alzheimer ha dado lugar a un descubrimiento que podría ser la clave para frenar el deterioro cognitivo en esta y otras enfermedades neurodegenerativas. Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia han estado investigando la posibilidad de que el Alzheimer esté causado, al menos en parte, por los intentos erróneos del sistema inmunitario de reparar los daños del ADN en el cerebro. Sus investigaciones demuestran que una molécula inmunitaria llamada STING impulsa la formación de las placas dañinas y los cúmulos de proteínas a los que se atribuye la enfermedad de Alzheimer. Según los investigadores, el bloqueo de esta molécula podría proteger a los ratones de laboratorio del deterioro mental.
Cómo la eliminación de STING puede proteger el cerebro
STING desempeña un papel importante en el sistema inmunitario del cerebro y también puede ser determinante en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA o síndrome de Lou Gehrig), la demencia y otras enfermedades que provocan pérdida de memoria. Esto significa que el desarrollo de terapias para controlar su actividad podría tener beneficios de gran alcance para muchos pacientes que actualmente se enfrentan a un diagnóstico devastador.
“Nuestros resultados muestran que el daño en el ADN que se acumula de forma natural durante el proceso de envejecimiento desencadena la inflamación cerebral mediada por STING y el daño neuronal en la enfermedad de Alzheimer”, afirma el investigador John Lukens, PhD, director del Harrison Family Translational Research Center for Alzheimer’s and Neurodegenerative Diseases de la UVA. “Estos hallazgos ayudan a explicar por qué la edad se asocia con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer y abren un nuevo enfoque para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas”.
El Alzheimer es un problema creciente, con un número de casos que no deja de aumentar. En 2050, unos 153 millones de personas podrían padecer demencia. Por ello, los investigadores trabajan a marchas forzadas para comprender y tratar mejor esta enfermedad. Las causas del Alzheimer aún no están claras, pero los científicos reconocen cada vez más el papel del sistema inmunitario en el desarrollo de la enfermedad. STING forma parte de esta respuesta inmunitaria; la molécula ayuda a eliminar virus y células estresadas con daños en el ADN.
Aunque STING es una importante defensora del cerebro, también puede volverse hiperactiva y causar inflamaciones y daños tisulares perjudiciales. Esto llevó a Lukens y su equipo a averiguar qué papel podría desempeñar en la enfermedad de Alzheimer. Descubrieron que bloquear la actividad de la molécula en ratones de laboratorio ayudaba a prevenir la formación de placas de Alzheimer, alterar la actividad de unas células inmunitarias llamadas microglía y redirigir la función de genes importantes, entre otras cosas.
“Descubrimos que la eliminación de STING amortiguaba la activación de la microglía alrededor de las placas amiloides, protegía a las neuronas vecinas del daño y mejoraba la función de la memoria en ratones modelo de Alzheimer”, afirma la investigadora Jessica Thanos, del Departamento de Neurociencia y del Centro de Inmunología Cerebral y Glía (BIG Center) de la UVA. En conjunto, estos resultados sugieren que STING desencadena respuestas inmunitarias nocivas en el cerebro que agravan el daño neuronal y contribuyen al deterioro cognitivo en la enfermedad de Alzheimer”.
Desarrollar tratamientos eficaces para la enfermedad de Alzheimer
Aunque los científicos están investigando otras moléculas consideradas importantes en la enfermedad de Alzheimer, los investigadores de UVA Health afirman que STING es una diana especialmente atractiva para el desarrollo de nuevas terapias. Esto se debe a que el bloqueo de STING parece ralentizar tanto la formación de placas amiloides como el desarrollo de grumos de tau, los dos principales sospechosos en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Otras moléculas no muestran una implicación tan fuerte y sólo podrían atacarse en fases muy específicas -y muy limitadas- de la progresión de la enfermedad.
“Apenas estamos empezando a comprender el complejo papel de la activación inmunitaria innata en el cerebro, sobre todo en el envejecimiento normal y patológico”, afirma Thanos. “Si podemos determinar exactamente qué células y señales mantienen esta activación, estaremos en una posición mucho mejor para intervenir eficazmente en la progresión de la enfermedad”. Aunque la revolucionaria investigación de Lukens ha abierto nuevas puertas en la lucha contra el Alzheimer, aún queda mucho por hacer para traducir los hallazgos en tratamientos. Por ejemplo, los científicos necesitan comprender mejor el papel de STING en el organismo -por ejemplo, en la respuesta del sistema inmunitario al cáncer- para garantizar que los nuevos tratamientos no tengan efectos secundarios indeseados.
Pero estas son las grandes cuestiones que Lukens y sus colegas del Centro de Investigación Traslacional de la Familia Harrison quieren abordar como parte de sus esfuerzos por desarrollar rápidamente nuevas terapias y, en última instancia, esperan, encontrar curas. Los investigadores esperan que este trabajo les acerque al descubrimiento de formas más seguras y eficaces de proteger el cerebro envejecido, ya que se necesitan con urgencia tratamientos que puedan ralentizar o prevenir el daño neuronal en el Alzheimer. Si consiguen entender cómo contribuye STING a este daño, podrán identificar moléculas similares y, en última instancia, desarrollar tratamientos eficaces que modifiquen la enfermedad.