Los coágulos sanguíneos pueden formarse tanto en las arterias como en las venas. Sin embargo, las causas varían, al igual que las consecuencias y las opciones para prevenirlos. En Suecia, casi la mitad de los casos de trombosis venosa son de origen genético. Un equipo de investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) ha descubierto tres variantes genéticas que aumentan hasta un 180% el riesgo de formación de coágulos en las piernas. Estos descubrimientos se basan en los conocimientos existentes sobre el factor V de Leiden y sugieren que la genética desempeña un papel más importante de lo que se pensaba, sobre todo en los coágulos de las piernas que pueden provocar embolias pulmonares potencialmente mortales.
Coágulos arteriales frente a coágulos venosos
Existe una diferencia entre los coágulos arteriales y los venosos. Los coágulos de las arterias se producen cuando la placa de los vasos calcificados se rompe y el organismo lo percibe como una lesión. Esto activa las plaquetas de la sangre, que se agrupan y forman un coágulo. En el peor de los casos, esto puede provocar un ictus o un infarto de miocardio. Por otro lado, un trombo venoso suele formarse en la pierna si la sangre se estanca durante demasiado tiempo. Esto puede activar el sistema de coagulación del organismo, haciendo que la sangre se coagule y bloquee el flujo sanguíneo. Si el coágulo se desprende y viaja con la sangre a los pulmones, puede provocar una embolia pulmonar potencialmente mortal.
“La trombosis venosa es una de las causas de muerte más frecuentes en todo el mundo. Es una enfermedad muy extendida que hasta ahora ha quedado algo eclipsada por los coágulos arteriales”, afirma Bengt Zöller, especialista en medicina general del Hospital Universitario de Skåne y profesor de medicina general de la Universidad de Lund. En Suecia, más de 10.000 personas sufren tromboembolismo venoso cada año, y esta cifra parece ir en aumento. Varios factores contribuyen a este aumento.
Factores que aumentan el riesgo de trombosis
Uno de los factores de riesgo más importantes es la edad, y a medida que aumenta el número de personas mayores en Suecia, también lo hace el número de coágulos sanguíneos. El 10% de las personas de 80 años sufre un coágulo en algún momento. El riesgo también aumenta si se tiene sobrepeso o se es alto. Los músculos controlan el flujo sanguíneo en las venas y las piernas se convierten en columnas fluidas en las que la gravedad tiene un fuerte efecto. Por tanto, un exceso de sedentarismo y de actividad inactiva es perjudicial. Sólo las válvulas venosas impiden el reflujo, y si éstas están dañadas, puede aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos. Por tanto, las personas altas son más propensas a los coágulos, ya que sus venas más grandes dejan pasar menos sangre y ésta tiene que recorrer una distancia más larga de vuelta al corazón.
Como el corazón bombea sangre a las arterias, la presión sanguínea en las arterias es mucho mayor que en las venas, lo que puede contribuir a la arteriosclerosis. La hipertensión arterial, los niveles elevados de lípidos en sangre y el tabaquismo son factores de riesgo de la arteriosclerosis. Sin embargo, como las venas son un sistema de baja presión, la arteriosclerosis no se produce en ellas. Por lo tanto, ni la hipertensión arterial ni los niveles elevados de lípidos en sangre están asociados a los coágulos sanguíneos venosos, y el tabaquismo sólo se considera un factor de riesgo de débil a moderado. La obesidad, en cambio, es un factor muy importante. La obesidad tiene un efecto negativo sobre el flujo sanguíneo venoso, especialmente en combinación con el hecho de que las personas con sobrepeso suelen ser menos activas. Algunos factores de coagulación también se ven afectados por la obesidad.
En cuanto a la dieta, hay menos estudios, pero los alimentos ultraprocesados se han relacionado con un ligero aumento del riesgo de coágulos sanguíneos, mientras que los alimentos vegetales y saludables reducen el riesgo. En sus estudios, los investigadores también han descubierto que los pescadores profesionales tienen un riesgo menor, lo que puede deberse a un mayor contenido de omega-3 en su dieta. También hay determinadas situaciones en las que el riesgo de coágulos sanguíneos venosos es especialmente elevado. El riesgo de coágulos sanguíneos aumenta cuando se reduce el flujo sanguíneo, por ejemplo al viajar en vuelos largos o al guardar cama durante varios días. Las operaciones o inflamaciones que dañan la pared vascular también pueden provocar una mayor tendencia a la coagulación. Durante el embarazo, en particular, aumentan los factores de coagulación de la sangre y puede disminuir el nivel de algunas proteínas protectoras. En estas situaciones de riesgo, la profilaxis en forma de anticoagulantes puede ser especialmente importante si también están presentes otros factores de riesgo.
Otros factores de riesgo son las variantes genéticas que influyen en distintas partes de la capacidad de coagulación de la sangre. Según los investigadores, en Suecia existe una elevada prevalencia de resistencia a la APC (proteína C activada) debido a una mutación hereditaria en el gen del factor V de coagulación, el llamado factor V Leiden. Alrededor del 10% de los suecos son portadores de esta mutación, considerada la más común en la coagulación de los indoeuropeos.
Ciertas variantes genéticas aumentan considerablemente el riesgo
Bengt Zöller y sus colegas han identificado el factor de riesgo genético más importante desde el descubrimiento del factor V de Leiden. Utilizaron datos del estudio poblacional Malmö Diet Cancer Study, en el que participaron 30.000 habitantes de Malmö. Seleccionando 27 genes que anteriormente se habían asociado a trastornos de la coagulación, hallaron tres variantes que, juntas, constituían un factor de riesgo de coágulos sanguíneos venosos tan importante como el factor V Leiden: ABO, F8 y VWF aumentaban el riesgo de coágulos venosos entre un 10% y un 30% cada una. Y cuantas más de estas variantes tenga una persona, mayor será el riesgo. Una persona con cinco de estas variantes genéticas tiene un 180% más de riesgo de trombosis venosa. A diferencia del factor V Leiden, que sólo se da en los indoeuropeos, estas tres mutaciones diferentes se encuentran entre el cinco y el cincuenta por ciento de los distintos grupos de población de todo el mundo. Como estas variantes genéticas se dan en todos los grupos de población, el siguiente paso es investigar cómo afecta el número de genes de riesgo a la duración del tratamiento con anticoagulantes tras un coágulo sanguíneo.
Cómo prevenir los coágulos sanguíneos
- Haga ejercicio: Evite permanecer sentado mucho tiempo. Levántese y muévase en los vuelos largos.
- Medias de soporte: Pueden favorecer la circulación sanguínea si tiene que permanecer de pie o sentado durante largos periodos.
- Medicamentos anticoagulantes: Pueden administrarse profilácticamente en situaciones de alto riesgo como operaciones, cáncer y otros casos.
- Píldoras anticonceptivas que contienen estrógenos: Evite las píldoras anticonceptivas que contienen estrógenos o la terapia hormonal sustitutiva si tiene una fuerte predisposición al tromboembolismo venoso o si ya ha tenido coágulos sanguíneos.
- Cambios en el estilo de vida: Deje de fumar, coma más sano, pierda peso y haga ejercicio.
- Vacúnese: las infecciones pueden activar el sistema de coagulación.